Cuerpo de Bomberos de Reumén

El Cuerpo de Bomberos de Reumén tiene larga data y, previo a su formación, se anotan algunos incendios de trascendencia que fueron impulsando la idea de crearlo.

  • El 16 de junio de 1914 ocurre un gran siniestro que perdura por años en la memoria colectiva: “El martes último poco antes de las 12 de la noche se incendió destruyéndose totalmente, la casa habitación que el conocido i apreciado vecino don Jorge Paschcuam poseía en su fundo “Santa Inés”. El fuego apareció en el departamento destinado al lavado propagándose en cortos momentos a los graneros y caños donde se encontraba la leñera, bodega y cocina.  I de igual a la casa habitación.  Las pérdidas son considerables, en los graneros había cerca de 300 sacos de trigo i avena, la bodega donde estaba el alimento para todo el invierno de donde se mantenían alrededor de 100 personas, trabajadores del fundo, fuera de los útiles de trabajo, la cocina se quemó como lo anterior, solo de la  casa de habitación se logró sacar todo lo que había en los bajos i algunos objetos de los altos.

Esta desgracia ha causado gran impresión entre los vecinos de Reumén, donde el señor Paschcuam es altamente apreciado, por su carácter recto i bondadoso, en los largos años que reside en esta ha logrado siempre hacerse apreciar por todos sin distinción de clases, donde más se dejará sentir esta desgracia será entre los pobres, no solo de “Santa Inés” y sus alrededores, sino de todo Reumén, los que han sido siempre pródigamente socorridos por la filantropía de la familia Paschcuam.

Una persona que presenció el incendio nos decía que según cálculos ligeros, las pérdidas alcanzarían a $60.000 pues no había nada asegurado”. (“El Correo de Valdivia”, 24 de junio de 1914).

  • “En Reumén se pretendió incendiar una casa. Noticias llegadas de Reumén nos hacen saber que el viernes último a la una de la madrugada se produjo un amago de incendio en una propiedad del señor Tito Pradenas ocupada por la familia del señor Juan Bahamondes. El fuego hizo su aparición en circunstancias que la señora Bahamondes se encontraba en compañía de una empleada y de una niña de pocos meses, y después de desesperados esfuerzos, ambas lograron dominar las llamas que ya habían tomado bastante incremento, evitando una verdadera desgracia.

Se estima que este siniestro ha sido provocado por alguna mano criminal, pues se encontraron debajo de la casa varios sacos empapados con parafina.

La superioridad de carabineros ha enviado a Reumén un primero para que investigue este asunto”. (“El Correo de Valdivia”, 12 de mayo de 1931.)

  • El viernes 7 de junio de 1935 se quema el molino de harina de Max Alder en el fundo “El Mirador”, cercano a Reumén, donde afortunadamente se salvó la casa habitación y el galpón del fundo.

En la historia del Cuerpo de Bomberos de Reumén se distinguen con nitidez dos capítulos, separados por un lapso de tiempo.

Primer Capítulo

En abril de 1936 se desató un peligroso incendio en el recinto de FF.CC., el cual fue sofocado con mucho esfuerzo. Este hecho impulsa la creación de una “Compañía de Guardia de Propiedad y Salvataje”.  (“El Correo de Valdivia”, 10 de mayo de 1936).

La fecha exacta en que esta idea se concreta no fue posible establecerla, pero se deduce que ocurre a mediados de 1936.

Esta compañía, con medios muy precarios, debió enfrentar en 1938 tres incendios de proporciones:

  • En septiembre, un devastador siniestro ocasiona la muerte de Mauricio Figueroa Bascuñán y cuatro de sus hijos: René, Oscar, Laura y Elena, salvándose Irma con graves quemaduras.  (“El Correo de Valdivia”, 24-09-1938).
  • En diciembre, “manos criminales ocasionaron en Reumén un violento incendio que originó más de $1.500 en pérdidas, numerosos robos ocurrieron por falta absoluta de luz en la población. Se quemó la propiedad de Zacarías Quintana, el seguro se le había vencido hace tres meses”.  (“El Correo de Valdivia”, 21-12-1938).
  • El 27 de diciembre crece la intranquilidad de la población, pues “un incendio redujo a cenizas la propiedad del señor José del Carmen Oliva. La propiedad pertenece a Lidia Damann  y el hecho fue intencional”.  (“El Correo de Valdivia”, 30-12-1938)

Alrededor de 1939-1940, la compañía logró conseguir una bomba manual que debía trasladarse “a pulso” al lugar del siniestro.  Al quedar en desuso, sus ruedas se destinaron a formar parte de la carroza que, durante dos décadas, trasladó fallecidos hasta el cementerio local. Su estructura residual, de fierro, se estacionó durante años en la propiedad de don Custodio Delgado, en calle Rosario Vásquez frente a la estación ferroviaria, hasta extinguirse en calidad de chatarra a mediados de la década de 1950.

Bomba manual similar a la que existió en Reumén hacia 1940

Durante 1942 y 1943 abundaron los incendios intencionales, cuyo objetivo directo era cobrar el seguro.

Así, “El Correo de Valdivia” del 20 de junio de 1943 informa: “Casa deshabitada se quemó totalmente en incendio registrado recientemente en Reumén.  Propietario Eulogio Corona, viviente de Cufeo, señaló que el fuego se inició a la 1 de la madrugada.  Había seguro y la casa había sido deshabitada hace pocos días”.

Las compañías de seguro deciden no asegurar más casas en Reumén e inician procesos judiciales.  Estos prosperan encontrándose a los “pirómanos”, los que resultaron ser conspicuos habitantes del pueblo.

En su edición del 29 de agosto de 1943 el periódico valdiviano, bajo el titular “Cuatro reos y nuevas detenciones en el proceso por incendios en Reumén”, dio amplia cobertura al acontecimiento: “Las pruebas reunidas conducen a la evidencia de que los 5 incendios en este pueblo fueron intencionales. Una persona ajena al pueblo [Eulogio Corona Soto] de la noche a la mañana apareció como propietario, contrató seguros y al poco tiempo la casa se quemó.

“El abogado Ventura Maturana en representación de las compañías de seguros viajó desde Santiago a hacerse cargo de los juicios. Casas que valían $30.000 tenían seguros por $40.000”.

Sin embargo, los sospechosos fueron absueltos, a excepción de Eulogio Corona quien cumplió pena efectiva de tres años de cárcel.  Posteriormente, el condenado manifestó que los autores intelectuales, uno de ellos familiar suyo, le solicitaron admitir a título exclusivo los cargos, a cambio de ciertas prebendas.

Mientras se sucedían tales acontecimientos, esta primera compañía estaba sin una organización activa. Por ello, los vecinos se reúnen el 27 de junio de 1943 en un intento por reorganizarla y conseguir su constitución legal (“El Correo de Valdivia”, 12 de julio de 1943).

El nuevo Directorio quedó integrado de la siguiente manera:

Director:  Señor Luis Vargas Díaz.
Capitán:  Señor Jorge Gómez.
Secretario:  Señor Julio Contreras.
Tesorero:  Señor Arsenio Maldonado.
Teniente 1º:  Señor Hugo Butendieck.
Teniente 2º:  Señor Walterio Gebauer.
Ayudante:  Pedro Muñoz.
Teniente de Máquina:  Señor Antonio Pradenas.
Junta de disciplina: Edmundo Butendieck, Julio Ehrenfeld y Samuel Astudillo.
Comisión clasificadora de socios: Orfemelio Zapata, Hugo Butendieck y Luis Vargas.
Acuerdos: Pedir los libros del Directorio anterior, tramitar la personería jurídica, este cuerpo habría estado en receso desde 1942.

Después del fervor inicial, poco y nada se avanza en el logro de aquel objetivo. Vuelve la inercia hasta que en 1947 don Luis Vargas Díaz, en encomiable afán, realiza un nuevo intento por reorganizar el Cuerpo de Bomberos, designándose una directiva provisoria:

Director:  Luis Vargas Díaz.
Secretario:  Julio Contreras.
Tesorero:  Arsenio Maldonado.
Capitán:  Hugo Butendieck.
Ayudante:  Antonio Pradenas.

Finalmente, este propósito tampoco arriba a buen término y la organización bomberil deja de funcionar y…  de existir. 

Segundo Capítulo

Pasaron 13 años hasta que un entusiasta grupo de reumeninos decidiera organizar un nuevo Cuerpo de Bomberos. Transcurría 1960 y el ambiente solidario propiciado por el megaterremoto del 22 de mayo de ese año dio impulso a que jóvenes residentes revitalizaran al pueblo y, junto con avivar la práctica de deportes distintos al fútbol (básquetbol masculino y femenino, tenis de mesa), plasmaran aquella añosa idea. Por cierto, recibieron el decidido apoyo de Luis Vargas Díaz, recordado comerciante y mayúsculo servidor público, quien siempre se empeñó en dar alas a los adelantos comunitarios.

En preparación